Posteriormente, como Director Supremo, puso todo su empeño en dotar a Chile con una fuerza naval, partiendo por la creación de la “Academia de jóvenes guardiamarinas”, hoy Escuela Naval, fundada el 05 de agosto de 1818.
Tan pronto asumió el gobierno, se abocó con denodado esfuerzo ─apoyado por su eficiente ministro de Guerra y Marina, José Ignacio Zenteno─ a crear un poder naval digno de un país con la configuración geográfica de Chile. Tempranamente se formó la convicción de que la consolidación de nuestra independencia exigía conquistar el dominio del mar y expulsar a los españoles de Perú. Esta audaz iniciativa se concretó con la Expedición Libertadora de aquel país, que zarpó desde Valparaíso el 20 de agosto de 1820 ─el día en que O’Higgins cumplía 42 años─ bajo la conducción del general San Martín y con el Vicealmirante Cochrane al mando de la Escuadra.
El esfuerzo económico, material y humano, que significó conformar una Escuadra, prácticamente de la nada fue una verdadera hazaña. O’Higgins comprendía perfectamente que, sin contar con una flota de buques de guerra para liberar al Perú del dominio español, sería imposible consolidar la independencia del Chile. El primer zarpe de nuestra incipiente Escuadra, al mando del vicealmirante Manuel Blanco Encalada, ocurrió el 09 de octubre de 1818. La historia recoge que mientras O’Higgins presenciaba este hecho desde el cerro San Roque de Valparaíso, habría exclamado: “De estas cuatro tablas penden los destinos de América”.
Este 20 de agosto de 2022, recordamos la importante fecha del natalicio del Padre de la Patria hace 244 años.
(Texto: Extracto Discurso Presidente Liga Marítima de Chile | 2020)